viernes, 19 de enero de 2018

HABLEMOS DE TODO UN POCO

Empieza el año y continúan los retos. Cada vez son más. Algunos se van quedando en el camino, otros son superados. Pero se van acumulando retos...

Empieza el año y formulo deseos. Hay uno invariable. Hay uno que no se nombra pero que sin duda es el más deseado. En el fondo sé que es casi imposible, pero siempre quedará el "casi". Si no existiera el "casi"...

Empieza el año, un año más, se va haciendo mayor, y aquellos miedos que veía tan lejanos comienzan a acercarse. ¿A cuántos padres les dará miedo el día que tengan que afeitar a su hijo? Lo que para la inmensa mayoría es un momento alegre a mi se me antoja como un momento que pueda ser tenso. ¿Cuántos padres estarán pensando ya, con años de antelación, como afrontar ese momento? Lo curioso es que ya me he acostumbrado a anticipar, casi que mi mente está todo el día anticipando situaciones.

Pero dejémonos de tristezas y preocupaciones. Porque en torno a nuestro héroe hay mucha alegría, que digo, nuestro héroe es alegría en sí mismo.

Y su pureza. No he visto un ser más puro en mi vida. Es inocencia, sinceridad, desprovisto de malicia. Lo cual no quita que haya aprendido a decir mentiras, pero sus mentiras son tas inocentes que uno no puede evitar reirse.

Los hermanos. Los tiene mayores y los tiene menores. ¡Qué difícil es ser hermano! ¡Qué difícil debe ser asumir que él es la prioridad la mayoría de las veces! Debe ser difícil aceptar que tus planes están supeditados a las necesidades de tu hermano. Debe ser difícil llevar a casa por primera vez a alguien que no conoce a tu extraño hermano. Y sin embargo superan todas esas dificultades, y la superan con la mejor arma que pueda haber, la NORMALIDAD. Son HERMANOS, así, con mayúsculas.

Los amigos. Como duele ver que no tiene amigos de su edad. Como duele ver que los que él llama amigos, son los míos, personas adultas. Como duele ver que llega su cumpleaños y "solo" están sus primos.

Su mente. ¿Que pasará por ella? A veces intento imaginarmela. Me la imagino como un auténtico galimatías, como un ovillo de lana totalmente enmarañado, lleno de nudos que hay que desanudar. Y de repente, como cuando se quita un nudo, surge una idea, una acción, un comentario que jamás pensaste que pudiera decir o hacer.

Los estudios. Estudiar con nuestro héroe es, nunca mejor dicho, una heroicidad. Su déficit de atención, su hiperactividad, hacen perder la paciencia al más pintado. Incluso a veces uno piensa ¿para qué? Pero cuando ves su esfuerzo, el esfuerzo de muchos de sus profesores, vuelves a la razón de todas mis acciones con nuestro héroe: ¿por qué no hacerlo? ¿por qué privarlo del derecho a aprender? ¿Quién soy yo para decidir lo que debe aprender?

Y los puzzles. Que decir de los puzzles que no haya dicho ya. Sin duda es la mejor terapia... para mí. Es el mejor regalo que se me puede hacer. Hacer un puzzle con él es dejar de pensar durante dos horas en el autismo, en el trabajo, los problemas cotidianos, etc. Y eso que los puzzles de adultos no le motivan, pero aún así es algo tan gratificante... Me siento tan bien cuando veo como la familia puzzlera lo quiere, lo respeta. El puzzle es como esa burbuja donde nos metemos y no existe nada más que él, yo , y las piezas.

Pero toca volver a la realidad. Espero que 2018 nos traiga a todos paz, alegría, y cordura, que hace mucha falta en este mundo.