Parece que fue
ayer cuando llegamos con nuestro hijo Jesús al centro de Atención Temprana de
la Cruz Roja del Puerto de Santa María, justo el día antes de cumplir los dos
años; y sin embargo, el próximo curso cumplirá ya los seis años y ya debe
terminar su caminar en este centro.
Llegamos con
nuestro “bebé” y con un diagnóstico que apuntaba al autismo, pero también
llegamos con la ansiedad del que conoce la teoría, pero no sabe cómo será la
práctica, el día a día que nos tocaría vivir junto a nuestro hijo en la difícil
andadura que nos queda por delante.
Todavía recuerdo la
sonrisa comprensiva de Montaña en la primera entrevista… sus palabras de ánimo.
Y como no, el trabajo incansable de Regli,
que consiguió ir arrancando de nuestro hijo las primeras palabras con su tesón
y su cariño, y con el convencimiento que nos decía “este niño va a salir
adelante”. En esos primeros meses ella fue la cuerda a la que nos agarrábamos
en los momentos de tempestad.
Cristina nos ha aportado la orientación en el
arduo mundo de la logopedia y ha iniciado la participación en el juego de
nuestro hijo con sus hermanas.
Emilia nos ha apoyado en los momentos
difíciles y siempre ha estado abierta para escucharnos, orientarnos y
facilitarnos toda la ayuda que ha estado en su mano.
También hay que
recordar a Juan y a Ángeles, que aunque no han trabajado directamente con Jesús,
siempre han tenido con él palabras y gestos de cariño.
En estos cuatro
años hemos vivido juntos buenos y malos momentos, hemos visto crecer a Jesús y
los progresos que ha ido alcanzando. Hemos crecido también como familia y como
personas, y todo ello junto a unos profesionales que no sólo se han limitado a
hacer su trabajo de forma eficaz, sino, y quizás esto es lo más importante, que
se han entregado en cuerpo y alma a nuestro hijo, para sacar de él lo mejor, y
siempre con un inmenso cariño. Jamás lo habéis visto como un número o como un
diagnóstico, sino como lo que es, como un niño y habéis intentado sacar
adelante sus virtudes con todo vuestro amor y vuestra entrega.
Obviamente, el
hecho de que Jesús haya llegado hasta aquí indica que ha superado una etapa muy
importante en su vida y debe seguir creciendo, pero no os imagináis cuánto os
vamos a echar de menos en nuestro camino futuro, y cuánto recordaremos vuestros
consejos, vuestros ánimos y vuestro cariño.
Sabemos que siempre
podremos contar con vosotros, y queremos que sepáis que siempre os llevaremos
en el corazón, porque con vosotros comenzamos a dar los primeros pasos en este
duro mundo del autismo, que nos ha tocado vivir.
Por todo esto, ya no nos queda más que deciros…hasta siempre
y …GRACIAS
FAMILIA
ARAGÓN HINIESTA.
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